12 octubre, 2005

El "seny" y la "rauxa"

Toda organización humana se define como una comunidad de personas que trabajan juntas para alcanzar un objetivo común. Por ejemplo, una empresa es una organización que tiene como fin la producción y distribución eficiente de bienes y servicios realmente útiles para la sociedad en un entorno de trabajo que favorece el desarrollo personal y profesional de quienes la forman. Lo siento, pero no sé decirlo con menos palabras.

El proyecto que busca alcanzar la organización debe ser suficientemente amplio como para suscitar el entusiasmo y el compromiso de sus miembros. Por ejemplo, si reducimos el fin de la empresa a maximizar el valor del accionista no podemos esperar que los demás miembros se entusiasmen con esa idea. El accionista podrá tener como interés conseguir una rentabilidad a su inversión -y eso puede ser aceptable- pero una cosa es el interés de una de las partes y otra el objetivo que como conjunto nos proponemos.

No podemos esperar –ni es bueno que así sea- que todos formemos parte de una organización movidos por el mismo interés. Recordarán cuando estaba de moda hablar de alinear los intereses de los directivos con los de los accionistas, y las crisis empresariales que se produjeron con tal política. Es muy lícito y muy sano que cada uno tenga sus intereses, siempre que no vayan en contra del objetivo común que nos hemos marcado. Lo que nos une no es tener un mismo interés, sino participar –cada uno con sus motivos- en un proyecto común. Y cuando uno no comparte ese objetivo, lo propio es que cambie de organización, o que intente, de una forma constructiva, redefinir el fin para el que el grupo estaba trabajando.

Nuestras historias, la de cada uno y la de las organizaciones humanas de las que formamos parte, tienen una dimensión temporal: un pasado, un presente y un futuro. El presente es la ocasión que se nos brinda para acercarnos a ese fin que buscamos. El pasado son las experiencias anteriores, que no determinan nuestra acción pero marcan una trayectoria. El futuro es el proyecto alcanzable. Los seres humanos estamos abiertos al futuro, porque no vivimos del pasado, sino de proyectos. Los argumentos que miran al pasado tienen siempre un toque de romanticismo, de melancolía, cuando no de rencor y de agravios. Sólo mirando al futuro cabe la esperanza, la ilusión, la frescura de lo nuevo.

Digo esto porque oyendo hablar estos días del Estatut me parece que se ha acudido (desde todos los frentes) a muchos argumentos del pasado y pocos del futuro, y así es difícil que nos pongamos de acuerdo. Por cierto, me preocupa que el debate se haya centrado casi en exclusiva en cuestiones económicas, y se hayan aparcado otras cuestiones que claramente inciden en el futuro de nuestro país. Personalmente, algunas de estas cuestiones (el sesgo ideológico en muchos de sus artículos, el modelo educativo, el intervencionismo de lo público) me resultan muy poco “engrescadoras” y se me hace muy difícil sentirme interpelado por ese proyecto de país que el Estatut dibuja.

Un amigo mío –murió hace casi dos siglos, pero los filósofos tenemos esa clase de amigos- proponía el “principio de conservadurismo” que viene a decir: no abandones precipitadamente una regla de conducta que has seguido durante años ante la primera sombra de duda. El inmovilismo respecto a las reglas dictadas por los hombres no es bueno, pero tampoco lo es ponerse a cambiar las cosas sin ton ni son. Encontrar un término medio entre ambos extremos no es fácil, y requiere un fino y equilibrado sentido de la prudencia. Me temo que el fragor del combate político y la prebenda del coche oficial no ayudan demasiado a desarrollar esa virtud, que, por otra parte, es la propia de quienes tienen responsabilidades de gobierno.

Otro amigo, maestro y colega, solía decir que los catalanes tenemos nuestra válvula de escape en el fútbol: ahí nos olvidamos del seny y nos dejamos llevar por la rauxa. A veces me da la impresión de que hemos convertido Catalunya en un gran partido de fútbol.

(Publicado en ABC Catalunya, 12 de octubre de 2005)

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